Venirse al número 4: ORIENTE
Oriente. Del latin oriens, participio de oriri «aparecer», «nacer». Donde nace el sol. El Este.
Lugar de criaturas fantásticas, metamorfosis, dioses con miles de brazos, idiomas desconocidos, sabios en burro, monos melancólicos, grandes selvas donde se esconden bestias poderosas que excitan la imaginación de lo desconocido.
Para el Oriente se marcha Cristóbal Colón y, en su cabeza, al Oriente llega, con sus indios, sus papagayos, criaturas y sueños de grandeza envueltos en oro. Se produce el gran encuentro con las cruces verdes en la playa, sin embargo sobre bases falsas. Y en ese sueño se vive, confundiendo lo fantástico con lo aparecido del mar, lo ignoto, lo oriental.
En ese Oriente se coloca el imaginario del confín, lo desconocido que se eleva con un muro de espanto por la diferencia y la amenaza que conlleva el encuentro con el otro. La frontera es temible. El islam causa escalofríos en Europa desde su nacimiento hasta ahora, pasando por el gran Turco.
El pavor se convierte en un espejo deformado en que se erige a los otros como una inversión de nosotros mismos. Sus valores son ajenos, y opuestos directamente a nuestros valores. La guerra se prepara. Surgen los racismos, paternalismos, cientifiquismos, grandes antologías de poesías árabes, de prácticas orientales, de teorías raciales; para atraparlo, cercarlo, controlarlo.
También de esta idea del Oriente surgen el exotismo y la posibilidad de la fuga. El oriente es el opuesto a un occidente angustiado, neurótico y reprimido. Nacen los grandes sueños húmedos en el Magreb de los escritores occidentales, desde Flaubert hasta William Burroughs. Las ganas locas de abrazar el hinduismo (o incluso el islam) como opuesto a las religiones oscuras del norte —Anselm Turmeda se convierte en el siglo XIV tras un viaje a Túnez, los Beatles viajan a la India, el hinduismo es la alternativa cognitiva y mística para la psicodelia sensual de la generación Beat—, religiones permisivas con el sexo, el amor, los trances provocados, los saltos a la locura, la mística embriagada. También crecen las voluntades poéticas de abrazar las artes del oriente: imitación de caracteres chinos, de géneros japoneses, Segalen o Ezra Pound traducen y crean a partir de traducciones dudosas del chino, Severo Sarduy encuentra en las orillas del Ganges las imágenes que buscaba.
En todas estas fabulaciones sobre el Oriente como escenario mental occidental, el investigador palestino Edward Saïd descubrió el origen y forma del imperialismo europeo y americano (Orientalism, 1978). Dicho paradigma opera desde una escenografía mental y fervor individual a un rebajamiento de países y pueblos a mero subalterno del occidente. El oriente se convierte así en un pretexto occidental, escenario donde definirse por contraste; donde llevar a cabo las fantasías intolerables en la propia patria; donde exiliarse como Rimbaud; donde explorar los límites en espacios con códigos morales distintos; e incluso donde demostrar las teorías del progreso europeo como hicieron Hegel o Aristóteles a través de la inferioridad oriental; y a la postre, donde expoliar, utilizar, esclavizar, agotar recursos, colonizar.
Entre todo esto surge, a partir de las descolonizaciones (pero también antes en intercambios mejores, en épocas de mayor tolerancia como el Al-Andalus), el Oriente real. Traducciones, divulgaciones, reivindicaciones, voces que surgen reales y reivindican un ser tangible, autónomo y vasto.
En el próximo número de La Alcaparra abordaremos el Oriente de forma libre. Se aceptarán tanto reflexiones sobre los lazos que existen entre oriente y occidente desde una base política, histórica o filosófica, como con arte y literatura: descripciones fantasiosas del Oriente, descripciones reales, análisis sobre las religiones y sociedades, dragones, panteras, budas, harenes, viajes, exploraciones, encuentros, exilios.
Aquí las líneas principales:
- Oriente
- Orientalismos (recepción occidental del Oriente)
- Viaje de Colón / Cuba
- Religiones, literaturas, culturas orientales (traducciones de lenguas «orientales»)
- Animales fantásticos (y sus catálogos: Borges, Plinio, Leonardo, etc.) y metamorfosis fantásticas, hibrideces, captaciones de lo desconocido
- Huidas orientales y/o apostasías (Anselm Turmeda, Lawrence de Arabia, Arthur Rimbaud, ETC.)
- Encuentros, expediciones y traducciones (en ambas direcciones)
- Exotismo y sensualidad «oriental»
- Oriente, origen de la civilización
- Al-Andalus y herencia mudéjar
- Traducciones posibles e imposibles
Podéis enviarnos vuestras propuestas (poemas, ensayos, crítica literaria, artículos de opinión, traducciones, cuentos, dibujos, etc.) a revistalcaparra@gmail.com antes del 2 de mayo. Máximo 4 páginas.