Re-colección
· Luz Ascárate ·
«[Cupido] Psychen innoxio punctulo sagittae suae suscitat» (Apulée)
Son las 5 a.m.,
me dices:
«el mundo entero es un hospital»;
te respondo:
«el mundo entero no es más
que un cuadro estadístico».
La continuidad pervierte
nuestro lenguaje:
«las tardes a las tardes son iguales».
¿Habrá algún modo de recuperar
la expectativa en la universalidad
del miedo?
¿O el mundo ha sido vencido
por la forma repetitiva
de la pre-vida viral?
La desesperación justifica
la decadencia del gesto.
Habías encendido ya
una vela para aliviar la porosidad
de la noche.
Dormir ha sido,
desde siempre,
una excepción victoriosa,
«la invariabilidad del espíritu
reproduce la invariabilidad de las cosas».
Pero ahora la más simple variación
es una fórmula del espanto.
¿Y si solo la catástrofe
podía acercar nuestros espíritus
a los cuerpos, en sus formas
más protuberantes?
«¿En qué piensas?»
«En la mujer que amo y que no soy»:
– en la mujer que inicia una caminata
de 30 días con un grupo de desconocidos
de la ciudad al campo
«nos volvemos a nuestras familias
porque aquí si no te mueres del virus,
ahora te mueres de hambre»;
– en la mujer que entuba a su paciente,
a quien ella ya no puede oler,
porque ya no tiene olfato;
– en la mujer que agoniza
en su ventana
porque su vida no cambió;
– en la mujer, «trabajadora sexual»
que exige ahora
un tapabocas
además de un preservativo
y reza una mediahorita más en las mañanas;
– en la mujer que defiende
que la realidad
era ya otra,
que se jodió hace mucho;
– en la mujer que gime
frente a una pantalla
– en la mujer que se muere
sin ver a sus hijos;
y en la mujer que perdona
y en la mujer invoca;
en la mujer entera que se rompe
una vez más.
Y quién soy yo sino
menos vida que cada una,
mujer infértil, dividida:
«Psyché ist ausgedehnt; weiss nichts davon»,
y ya en su sarcófago,
materia suspendida en
el fin de la historia,
la negación en la ausencia.
Me respondes que somos
la mujer
herbórea, la mujer helecho,
la mujer estática que se esparce y
fictiona que el desastre nunca fue
tan propicio
para el amor y el don.