Enxienplo del pavón e de la corneja
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· Juan Ruiz ·
Al pavón la corneja vídol fazer la rueda,
dixo con grand envidia: “Yo faré quanto pueda
por ser atán famosa.” ¡Esta locura coeda!
La negra por ser blanca contra sí se denueda:
peló todo su cuerpo, su cara e su çeja;
de péndolas de pavón vistió nueva pelleja;
fermosa, e non de suyo, fuese para la igreja.
Algunas fazen esto que fizo la corneja.
Graja enpavonada, como pavón vestida,
vídose bien pintada e fuese enloqueçida:
a mejores que non ella era desagradeçida:
con los paveznos anda la tan desconosçida.
El pavón de tal fijo espantado se fizo,
vido el mal engaño e el color apostizo,
pelóle toda la pluma e echóla en el carrizo:
más negra paresçía la graja que el erizo.
Ainsí con tu envidia fazes a muchos sobrar:
pierden lo que ganaron por lo ageno cobrar;
con la envidia quieren por sus cuerpos quebrar,
non fallarán en ti sinon todo mal obrar.
Quien quiere lo que non es suyo e quiere otro paresçer,
con algo de lo ageno a ora resplandecer,
lo suyo e lo ageno, todo se va a perder:
quien se tiene por lo lo que no es, loco es va a perder
Libro de buen amor (1330-1343), Juan Ruiz, Arcipreste de Hita
vv. 285-290
NOTA. El Arcipreste ilustra su rechazo a los pecados capitales con las fábulas de Esopo. Para denostar la Envidia, adapta la fábula 162 en que la corneja se presenta disfrazada con plumas de otros pájaros en la elección del rey de los pájaros. A punto de ser elegida por su visible belleza, los pájaros se vengan arrancándole las plumas: negra y calva acaba. El Arcipreste añade a la fábula la burda arrogancia de la corneja (o graja): enloquecida y desconocida de los suyos se pavonea hasta ser descubierta y quebrada.