El miedo

          Temo por mi vida, me siento insegura en la cola del pan. Siento las respiraciones de los demás y, sobre todo, sus miradas. Me angustia, me angustia demasiado, aunque quizás sea irracional. 

           Salir a tirar la basura, me disgusta. Abrir las ventanas y mirar a la calle, me agobia. 

           Además, yo no puedo salir, tengo las defensas inmunitarias demasiado bajas, para hacerlo sin problemas. Hace un par de meses pillé un resfriado, tengo unos cuantos picores en la cara. A pesar de mis veinte años, mis defensas están destrozadas. Me sube un sudor frío cada vez que tengo que salir. Hago grandes compras para no salir más, grito cuando alguien se me acerca. Tengo miedo, mucho miedo, de infectarme. 

           El otro día salí a ver a mi novio, a pesar de la prohibición, porque él insistió. Me arrepentí en el acto. Llevo una semana agonizando con el miedo. 

           Pero he decidido no volver a salir, alimentarme de lo que pude encontrar en aquel supermercado. No me aburro, el miedo es demasiado fuerte como para dejarme salir a la calle o para dejarme desear nada.

           Prefiero quedarme aquí encerrada, segura. 

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