Abril

Las suaves lluvias de abril han penetrado hasta lo más profundo de la sequía de marzo y empapado todos los vasos con la humedad suficiente para engendrar la flor; el delicado aliento de Céfiro ha avivado en los bosques y campos los tiernos retoños y el joven sol ha recorrido la mitad de su camino en el signo de Aries; los pajarillos, que duermen toda la noche con los ojos abiertos, han comenzado a trinar, pues la Naturaleza les despierta los instintos. En esta época la gente siente el ansia de publicar, como de costumbre, cada plato que cocina, de grabar con su móvil los aplausos vecinales, viralizar el rumor a golpe de reenvío, asegurar en redes que siguen entrenando, leer más libros que tú, ver más cine que tú, jugar más videojuegos que tú, seguir más series, quemar Netflix, hacer fiestas virtuales maravillosas, tener los hijos más chistosos, tener más datos (y entérate, más precisos) que tú sobre cualquier asunto, WORKOUT, MORNING ROUTINE, NETFLIX AND CHILL, STAY AT HOME, PARTY HOUSE PARTY, THROWBACK TO, LIKE LIKE LIKE. Los piadosos viajeros desean visitar tierras y distantes santuarios en países extranjeros; especialmente, desde los lugares más recónditos de los condados ingleses, llegan a Canterbury para visitar al bienaventurado y santo mártir que les ayudó cuando estaban enfermos.

 

Nota de la autora. Para la realización de este collage he usado como fuente la traducción de The Canterbury Tales de Pedro Guardia Massó, publicada por la editorial Cátedra en 2011.

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